APRENDIENDO A NO DESPERDICIAR LA COMIDA

Según la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (HISPACOP), cada hogar español desperdicia 76 kilogramos de comida al año. Y no es algo que suceda puntualmente, llevamos muchos años desperdiciando grandes cantidades de comida.
"Acción Contra el Hambre" lleva desde 2011 con una iniciativa llamada "SAVED FOOD" Véase su página de Facebook con el propósito de ayudar a las personas a no desperdiciar tanta comida. 
A continuación os voy a comentar varios trucos, para que los podáis poner en práctica y así mejorar la conservación de alimentos.

Lo primero es, antes de ir a comprar, organizar lo que hay en la despensa, mirar las fechas de caducidad por si hay algún alimento que este próximo a caducar y organizar las comidas en torno a estos alimentos. Y comprar sólo lo que sea necesario.
Ir a la compra con el estómago lleno, también ayudará a no comprar alimentos innecesarios. Mirar muy bien la fecha de caducidad, siempre intentado que tengan un buen margen. Comprar mejor los alimentos en formatos individuales o pequeños, eso ayudará a gastar más fácilmente el producto.

Lo ideal es comprar las frutas y verduras en los mercados, así nos aseguramos de que sean frescas. También comprar una cantidad razonable, la fruta que creas gastar en los siguientes días. Si por ciertas razones, te encuentras con mucha cantidad de verduras o los vegetales están empezando a estropearse puedes escaldarlos y congelarlos.

Un buen truco es, no lavarlas antes de guardarlas, para evitar que cojan humedad, ya que eso acelera el proceso de pudrición, además cuando una fruta empieza a estropearse, lo mejor es apartarla ya que esto provoca, que las demás se estropeen también.

Para el resto de los alimentos, en general, se deberá llevar a cabo la regla “el primero en entrar es el primero en salir”.
En relación a los alimentos que no necesiten refrigeración los almacenaremos en un lugar  fresco y alejado de las fuentes de calor, como hornos, lavavajillas, incluso tuberías de agua caliente.
Para evitar que los alimentos se echen a perder, se deben guardar en recipientes de metal, vidrio o plástico.
Para los alimentos en nevera, lo primero, evitar que goteen y derramen líquido, ya que eso produce que las bacterias proliferen, afectando al resto de alimentos. Importante, que la nevera no esté muy cargada, para facilitar que circule el aire frio entre los alimentos.
Los alimentos como carnes, pescados y en general, los alimentos más perecederos, en las zonas más frías de la nevera. Mejor envolver o meter los alimentos en recipientes herméticos, para evitar que los olores pasen de un alimento a otro.

En el congelador, las medidas son parecidas, lo mejor es empaquetar los alimentos que van al congelador en envolturas o recipientes a prueba de humedad y vapor. Para descongelar, lo mejor será hacerlo en el refrigerador, pues al descongelar, aumenta el riesgo de bacterias. Por eso no es bueno volver a congelar un alimento, salvo que no se haya terminado de descongelar y aún tenga cristales.
Tener en cuenta a la hora de congelar o refrigerar, repartir los alimentos en porciones razonables, para que a la hora de cocinar cocinemos, la cantidad justa que vamos a comer.

Pero si al cocinar, cocinamos mucho y nos sobra, podremos poner en práctica la cocina de aprovechamiento: Con los restos del cocido puedes preparar una reconfortante sopa de fideos, croquetas, empanadas y empanadillas e incluso una lasaña con los restos de carne que han quedado; ensaladas con los garbanzos. Con el pollo asado, podremos hacer pizzas, ensaladas o sándwiches.

Bizcocho de yogur con los yogures viejos. Torrijas con el pan duro.

Próximamente, como se debe distribuir los alimentos en la nevera.

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