LA OBESIDAD: MAS ALLÁ DEL EXCESO DE PESO

Cuando hablamos de obesidad la idea que se nos viene a la cabeza es la de un exceso de energía que se traduce en una acumulación de grasa. Si bien esto es cierto, no ocurre de forma tan directa, es decir, no se comete un exceso calórico un día y a la mañana siguiente se tiene ese tejido graso extra, si no que los cambios en el cuerpo se van produciendo a lo largo del tiempo debido a unos hábitos inadecuados mantenidos durante un extenso periodo.

La mala alimentación y el sedentarismo no solo produce un aumento del tejido graso, si no que promueve un estado de inflamación en dicho tejido de forma crónica aunque de intesidad leve, por tanto, la obesidad se puede definir como una enfermedad inflamatoria. Es verdad que no es igual que cuando debido a un golpe se inflama una parte del cuerpo, que es fácilmente identificable por las características físicas y el dolor. En el caso de la obesidad es una inflamación que no da la cara, pero esta ahí.



Resultado de imagen de obesidad inflamacionEsta activación inmune de forma crónica se va a dar no solamente en el tejido adiposo si no a nivel circulatorio y los órganos relacionados con el metabolismo como son el hígado, pancreas y músculo. Por ello, la obesidad cursa con enfermedades como el hígado graso, la diabetes, hipertensión o hipercolesterolemia. Son todos consecuencias de esa inflamación sistémica en todo el organismo.



En nuestra mano tenemos la oportunidad de revertir la inflamación, ya que existen alimentos con propiedades inflamatorios o antiinflamatorias, es decir, alimentos que contienen en su composición o bien, que cuando se metabolizan en el organismo generan sustancia que pueden interactuar procesos relacionados con la inflamación ya sea activando o reduciendo el nivel de inflamación en el organismo.

¿Cuales son los alimentos que ayudan a reducir la inflamación?

Pues son los que mayor contenido en antioxidantes, vitaminas, minerales, ácidos orgánicos... Sobre todo frutas, verduras, tubérculos, legumbres, cereales integrales, frutos secos, semillas y aceites. También los pescados azules, ya que los omega 3 contenido en ellos tienen actividad anti inflamatoria.
En cuanto a las especias encontramos la cúrcuma y el jengibre con buenas propiedades para reducir el nivel de inflamación en el organismo. Por tanto, en nuestra alimentación deben abundar este tipo de alimentos.

Por el contrario alimentos ricos en harinas refinadas, azucares, grasas hidrogenadas y sal, lo que conocemos como ultra procesados, tendrían el efecto contrario, el de aumentar el nivel de inflamación, por lo que su consumo debe ser limitado y cuando hablamos de limitado que sea el menor posible. Aquí también se pueden incluir alimentos catalogados como light, desnatados o edulcorados, que a pesar de tener un valor calórico bajo, su procesamiento y resto de ingredientes lo alejan de ser un producto saludable.

Con ello quiero decir, que no solo debemos mirar el contenido calórico de los alimentos que ingerimos, si no, también su calidad nutricional. Cierto que es importante valorar las calorías que aportan los alimentos que comemos, pero cuando estamos ante un alimento con un buen contenido nutricional que nos va a aportar grandes beneficios, su valor calórico pasa a un segundo plano.

El ejercicio físico y llevar una vida alejada del estrés también son imprescindibles para reducir los niveles de inflamación y mejorar la salud en general.


Mas información en los artículos: "ALIMENTOS CON EFECTOS ANTI-INFLAMATORIO" de Lidia Caballero - Gutiérrez y Gustavo F. Gonzáles y "CARACTERÍSTICAS INFLAMATORIAS DE LA OBESIDAD" de Marcela Reyes J.

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