OBESIDAD: PANDEMIA DEL SIGLO XXI

Muchas veces hemos hablado de factores que influyen en la obesidad, como puede ser el estrés o la ansiedad (influencias de las emociones en la ganancia o perdida de peso). Otras veces, cuando hemos hablado de recetas saludables, también hemos mencionado que nos ayudan a prevenir esta enfermedad. Pero nunca hemos hablado de la enfermedad en si.

Ayer 12 de Noviembre, se celebró el Día Mundial Contra la Obesidad. La OMS ya hace tiempo que la describe como la Pandemia del siglo XXI. Cada año, más de 2,8 millones de personas en todo el mundo mueren como consecuencia de la enfermedad.

Se define como el acumulamiento anormal o excesivo de grasa, el cual es perjudicial para la salud. La causa principal es que el gasto de energía es inferior al que se ingiere o dicho de otras palabras, el organismo no es capaz de gastar lo que se come y bebe, por tanto tiende a guardar todo el excedente. Aunque hay otros factores que influyen en la obesidad, como enfermedades o fármacos, los que más peso tienen en el desarrollo de la enfermedad, son los malos hábitos alimentarios y la falta de ejercicio físico.

Es una enfermedad que no solo afecta a los adultos, cada año más niños en todo el mundo, sufren obesidad (en 2016, 41 millones de niños menores de 5 años padecían obesidad en todo el mundo), lo cual es grave, ya que predispone a la persona a ser obesa de adulto, ademas de sufrir muchos otros problemas de salud, como diabetes, a edades más tempranas.

España ya es el segundo país europeo más obeso de Europa, solo nos supera Reino Unido. Los españoles cada vez comemos peor, hemos abandonado el perfil de Dieta Mediterránea. Aunque sigamos afirmando que en España se come muy bien, los datos muestran todo lo contrario.

¿Qué se está haciendo mal y qué debemos cambiar?

Pues sobre todo el consumo de productos procesados, que cada vez es mayor. Sobretodo en el tema de la bollería. Muchas veces optamos por desayunos o meriendas a base de dulces o galletas. dejando de lado las frutas o frutos secos naturales, incluso frutas desecadas como pueden ser las ciruelas pasas. También podemos optar por pan o tostadas integrales con queso fresco, jamón serrano, salmón ahumado. Otras opciones son los salvados de avena o trigo junto con un yogur natural y fruta. Todo ello mucho más saludable.

Otro de los productos procesados que consumimos en muchas ocasiones, son los snacks, patatas fritas de bolsa o fiambres de jamón, mortadela, chopped, los cuales son muy pobres nutricionalmente hablando. Presentan también muchos aditivos y azucares y glucosa.  Si quieres un picoteo más saludable puedes optar por encurtidos bajos en sal y canapés con patés vegetales (Aquí puedes saber como se hacen) o hummus.

Otra de los hábitos que podemos mejorar, sobre todo al hacer la compra, es no fiarnos de los envases y leer la lista de ingredientes, ya que en el paquete te puede poner que no tiene azúcar y luego en los ingredientes pone que tiene miel, que es prácticamente igual que el azúcar. Cuidado también con los productos light, ya que muchas veces no son mejores que sus versiones originales. Lo ideal es volver a hacer la compra en los mercados, incluso comprar a granel, así compramos únicamente lo que necesitamos en un breve periodo de tiempo.

Limitar o eliminar el consumo de zumos y refrescos, ya que suelen contener  muchos azucares, incluso los edulcorados. Lo más aconsejable es acostumbrarnos a tomar los alimentos lo más naturales posible, todo lo que llevan edulcorantes o algún potenciador de sabor, hace que nuestro paladar no distinga a que sabe realmente el alimento. Las bebidas alcohólicas, incluido el vino y la cerveza, están desaconsejadas, porque la relación alcohol y cáncer está cada vez más clara, además, el alcohol puede afectar a otros órganos y funciones del organismo. Una opción saludable es el agua con gas aromatizada con limón, especias o hierbas aromáticas. Alguna cerveza sin alcohol de vez en cuando.

En resumen, lo que se viene diciendo muchas veces, pero quizás el mensaje no queda claro, debido a qué los estudios van más rápidos que la puesta en practica de los resultados de dichos estudios. Tenemos que comer más frutas y verduras. Todos los días de una manera o de otra en nuestra mesa tiene que existir un plato de verduras, tanto para la comida como para la cena. Salteados, cremas, ensaladas. Podemos hacer verduras al horno, al vapor, a la plancha, con especias. Podemos usar verduras frescas, congeladas, enlatadas...Con la fruta, igual, se pueden tomar todas las frutas y si son varias raciones al día mejor. De postre, en meriendas, combinadas en el desayuno, en las comidas...etc.

Incluir legumbres, varias veces a la semana, en forma de puré o hummus, potajes, salteadas, en ensalada. Las combinaciones son infinitas. No dejar de lado los cereales, mejor integrales y en forma de grano. Luego en segundo lugar tomar pescados, carnes y huevos.

Una vida sedentaria, también influye de forma notable en esta enfermedad. Necesitamos tener una vida más activa, no es solo practicar alguna actividad o deporte, si no también, hacer recados a pie, no usar las escaleras, en lineas generales movernos más.

Ser constantes y pacientes, ayudará mucho. Cuando emprendemos la marcha para mejorar los hábitos, se sabe que es difícil, sobre todo al principio. Las circunstancias nos pueden ayudar o frenar, pero lo que nunca debes hacer es tirar la toalla. Si eres constante, al final alcanzaras los objetivos. Lo mejor no ponerte fecha y que tus objetivos sean a corto plazo.

En conclusión, cuando hablamos de prevenir y tratar la obesidad, los fines no son solo la salud. A mi me gusta hablar de calidad de vida, es dormir mejor, es cansarte menos cuando haces alguna actividad, es poder hacer las cosas por ti mismo/a y no necesitar ayuda, es sentirte mejor. La obesidad trae consigo muchos problemas. Debemos tomar conciencia ya. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL PAPEL DEL DIETISTA - NUTRICIONISTA EN LA SOCIEDAD

ENFERMEDAD DE CROHN

HELADOS SALUDABLES